
Por Pr. Isaac Ibarra
Unidad o Uniformidad
En el movimiento pentecostal chileno, se ha instalado un pensamiento que cuestiona la necesidad de volver a nuestras raíces. Este lema ha sido utilizado en conferencias, confraternidades y reuniones de pastores a nivel nacional. Sin embargo, surge la pregunta: ¿A qué raíces se refieren?
La respuesta varía según la tradición y formación de cada individuo o iglesia. Algunos pastores piensan en la historia y formación pentecostal estadounidense, mientras que otros se refieren a la tradición de la Iglesia Metodista Pentecostal o la Iglesia Evangélica Pentecostal.
La diversidad de tradiciones y expresiones dentro del pentecostalismo en Chile es rica y valiosa. Sin embargo, la búsqueda de unidad no debe confundirse con la uniformidad. La unidad debe ser entendida como el reconocimiento y respeto de las diferencias, no como la imposición de una única tradición o forma de ser.
Cuando se habla de volver a nuestras raíces, es importante preguntarse: ¿A qué raíces nos referimos? ¿Es a la esencia pura del pentecostalismo que surgió en Valparaíso, o a la tradición específica en la que fuimos formados?
Veamos algunas claras diferencias entre las denominaciones pentecostales más grandes en Chile. Los cuales, cuando se refieren a este concepto (volver a las raíces) están pensando en sus propias tradiciones pentecostales donde fueron criados y formados. Quiero hacer un paréntesis aquí; los cual no quiere decir que sea malo per se, pero se vuelve malo o toxico, cuando se habla en un contexto general del movimiento pentecostal, como una vocería del movimiento y auto proclamándose representantes del dicho mundo pentecostal, es adonde tenemos el problema.
Ahora, cuando el pastor de la Iglesia Asamblea de Dios (AD) piensa en la historia y formación pentecostal estadounidense y en su rasgo de evidencialista; el pastor de la Iglesia Metodista Pentecostal (IMP-privada, IMP-pública, PRIMP, y todos sus derivados) alude a la historia y formación de los obispos Umaña y Vázquez; el pastor de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal (IUMP) piensa en la historia del obispo San Martín; el pastor de la Iglesia Evangélica Pentecostal (IEP) en el legado de Hoover. Y así podríamos estar varios minutos más.
Cada una de estas denominaciones son pentecostales, eso no tiene discusión, pero son distintas entre sí en esencia, tradición y formación. Por ejemplo, los pastores de la AD, en sus inicios, la mayoría fueron evidencialistas (digo fueron porque, hoy por hoy, ese porcentaje ha disminuido; incluso dentro de las filas de ministros ordenados encontramos pastores que abrazan la teología liberal y la teología queer). ¿Qué quiere decir evidencialista? Que la evidencia del creyente de ser bautizados por el Espíritu Santo es que tiene que hablar en lengua sí o sí. Pero las IMP-privada, IMP-pública, PRIMP, IUMP y IEP no son evidencialistas.
Por otro lado, entre la IMP-privada, IMP-pública, PRIMP, IUMP y la IEP también existe diferencias en su tradición, costumbres, liturgias, entre otras cosas. Aunque tienen el mismo origen de nacimiento (si lo podemos llamar de ese modo) en Valparaíso por el pastor Hoover.
Si hilamos más fino, la IMP (la histórica, antes de sus divisiones) dentro de esta misma corporación vemos que algunas tradiciones, costumbre y liturgias varían según lo disponga el pastor encargado.
Por ejemplo, yo nací el 1986, donde el Obispo presidente de la corporación era el Obispo Javier Vázquez, la corporación en los años 90 tenía una presencia a nivel nacional muy fuerte, en las conferencias anuales se reunían más de 300 pastores.
En la mayoría de las iglesias (y por ende los pastores) realizaban los siguientes servicios y sacramente, voy a mencionar solo tres; la Santa Cena, bautismos y vigilias. Que, dicho sea de paso, en el mundo pentecostal es algo lógico que se realicen y que se hagan estas tres actividades. Esto es normal, hoy por hoy, en todas las iglesias. Pero en la administración del Obispo Javier, en la iglesia de Jotabeche (por lo menos lo que yo he leído, investigado y preguntado) no se realizaron santas cenas ni vigilias en todo el tiempo de su administración, 39 años como pastor de la iglesia de JBCH y 18 años como obispo presidente de la corporación. Estas actividades se vinieron a retomar con la administración del Obispo Eduardo Duran entre los años 2004 y 2005 aprox.
Algunos pastores siguieron el ejemplo del obispo Javier; no realizaron santas cenas ni vigilias, y otros pastores si impartieron en sus iglesias santas cenas y realizaron vigilias. Todo esto en el mismo lapso de tiempo de su administración. Esto nos muestra una clara diferencia de administración, liturgia, sacramentos entre iglesias de la misma corporación.
De los tres puntos que mencione anteriormente, deliberadamente deje aparte el tema del bautismo. Este punto también es tratado y visto de diferente forma y manera dentro de las iglesias pentecostales en Chile (AD, IMP-privada, IMP-pública, PRIMP, IUMP y la IEP) partiendo de las bases de como tratan a quienes pueden ser bautizados, paidobautistas o credobautistas; en la forma de cómo se bautiza, por aspersión o por inmersión. De estas cuatro posturas, combinados entre sí, encontramos en nuestro movimiento pentecostal.
De hecho, en mi formación que fue en la iglesia de JBCH (IMP-privada, luego IMP-pública y posterior PRIMP) estuve encargado de la “oficina de informaciones”, esa oficina era la encargada de canalizar o registrar a las personas que se bautizaban en JBCH (no sé en la actualidad).
El sistema para los bautizos era el siguiente: los bautizos en JBCH se realizaban los días jueves y sábados. Los requisitos que le pedían a los que se iban a bautizar eran lo siguiente; certificado de nacimiento y libreta de matrimonio cuando correspondiera, y nada más. No se verificaba si eran miembros de la iglesia o, si asistían a una iglesia o, si eran cristianos. Luego se recopilaba la información de los bautizantes y se le entregaban los nombres al pastor que estaba encargado de realizar los bautizos en ese día; en esos años era el pastor Ponciano Yáñez (que descansa en la presencia de nuestro Dios) y posteriormente el pastor Osvaldo Pereira, que actualmente administra la iglesia el Bosque. Dentro de la reunión se daba el espacio para los bautizos. Los candidatos pasaban adelante. El pastor leía la liturgia ceremonial y procedía a realizar los bautizos por aspersión. ¡¡¡Y listo!!!
Para muchos que están leyendo esta línea puede ser una aberración el cómo se manejaban los bautizos en esos tiempos, aunque en la actualidad no está muy alejado del pasado.
Pero eso se practicó por muchos años en la iglesia de JBCH, a lo cual, muchas iglesias pertenecientes a la corporación (IMP) replicaron ese formato, pues era la “doctrina” de la iglesia “madre”, que aún mantienen hasta el día de hoy. Ahora, muchos de los que aluden de volver a las raíces, a la vertiente original, a la sana doctrina; inconscientemente, o me atrevería decir, conscientemente, apuntan a estas prácticas.
También quiero dejar entre ver, de que, si un pastor perteneciente a una denominación quiere realizar un trabajo de rescatar, promover y mantener las raíces y tradiciones de esa denominación en particular, no tiene nada de malo per se. De hecho, lo encuentro loable y sincero de su parte. Pero es un tema a tratar en otro escrito.
Hay tres cosas que no comparto y que nunca voy a estar en concomitancia con aquellos que la practican:
- primero, con aquellos que pertenecen a una tradición pentecostal, que ya tiene una característica instaurada, tiene sus tradiciones y costumbre, pero quieren cambiar a la fuerza esas cosas, porque no les agrada, o le gusta la forma de operar de la otra corporación. Aquí no estoy hablando de prácticas toxicas o de herejías anti bíblicas, solo estoy hablando de formas; tiene dos opciones; o se sale de esa corporación o se adapta, porque le está haciendo un flaco favor a esa institución, y en vez de traer una “reforma” va atraer confusión y separación.
- Segundo, que un pastor o líder quiera imponer o hacer ver en su denominación que la forma en como ellos hacen culto, predica, se visten, cantan, evangelizan, y que su tradición por ser la más antigua, la más numerosa o la más que se yo, es la verdadera y la única bíblica. En eso nunca voy a estar de acuerdo.
- Y tercero, cuando tratar de hacer creer en su denominación que las costumbres de ellos son doctrinas bíblicas, eso es un error de conceptos.
Entonces vuelvo al inicio. Cuando dicen la frase tan enérgicamente “debemos volver a nuestras raíces”, en un contexto donde se habla del movimiento pentecostal en general y no de una denominación en particular, cada uno de ellos; ¿Se están refiriendo a su tradición pentecostal de formación, o a la esencia pura que inicio el mover pentecostal a nivel global?
Por lo menos a mí, me queda la siguiente sensación: por sus bocas se escucha unidad, pero lo que realmente quieren decir es uniformidad. Y ese ha sido el principal problema entre las iglesias pentecostales en Chile: quieren Unidad, pero bajo mi UNIFORMIDAD, y si esa uniformidad es bajo mi tradición de como yo veo y percibo el pentecostalismo, es mucho mejor y de mayor bendición.
El pentecostalismo es mucho más rico en esencia, en tradición y en visión.
La reflexión final es sobre la importancia de reconocer y respetar la diversidad dentro del pentecostalismo. Esto es fundamental. La unidad no debe ser sinónimo de uniformidad, sino más bien de un reconocimiento mutuo de las diferencias y una búsqueda común de la esencia de nuestras raíces pentecostales.