Por Carlos Gálvez T.
La idea de que ser reformado o calvinista es ser cesacionista está instalada entre los pentecostales. Se puede leer y escuchar en redes sociales y predicaciones y es una falacia que se usa para sembrar el terror contra la entrada de la teología reformada en las iglesias.
Si usted acepta la teología reformada entonces usted automáticamente deja de ser pentecostal y los extremistas le piden irse de la iglesia, pero resulta que usted sigue creyendo como siempre en el poder de Dios, los dones y manifestaciones espirituales y tal vez hasta los vive mas fuertemente que otros de sus hermanos sin teología reformada. La verdad es que no todos los reformados son cesacionistas y ser pentecostal reformado de ninguna manera lleva lógicamente al cesacionismo.
El que está al frente va a preguntar “¿y entonces por qué tantos pentecostales que abrazan la teología reformada se vuelven cesacionistas?”. Fácil, muchos llegan a esa conclusión pero no por leer teología reformada. Vieron excesos y abusos espirituales en sus iglesias (el elefante en la sala que nadie quiere ver) y comenzaron a dudar. Podemos concordar en que es una duda injusta porque el que haya excesos no significa que las manifestaciones espirituales en general sean malas, pero si somos honestos también debemos aceptar que no es una duda injustificada. Estas dudas son las que llevan a buscar explicaciones y es ahí cuando aparece la teología reformada.
Pero la duda frente a las manifestaciones no viene desde la teología reformada, viene desde los propios problemas internos de las iglesias pentecostales y así como existen los pentecostales que se vuelven cesacionistas y que generalmente salen de sus iglesias, también existen los pentecostales que aceptan la teología reformada sin abandonar su fe en las manifestaciones espirituales.
Pero además hay otro elefante en la sala que nadie quiere ver. Por lo general los mismos pentecostales que acusan de cesacionistas a los que siguen la teología reformada también son duros defensores del dispensacionalismo y predican sobre el arrebatamiento y todo lo demás sin reconocer que el esquema dispensacionalista que esta detrás de eso es cesacionista (¡y calvinista!) en su origen. Pero ellos aún así son pentecostales a pesar de que su visualización del fin de los tiempos es cesacionista.
Por lo menos hay que ponerse de acuerdo con que un pentecostal que quiere seguir predicando el dispensacionalismo (o sea cesacionismo) y seguir siendo pentecostal no tiene derecho a criticar al pentecostal que quiere seguir la teología reformada y seguir siendo pentecostal.

